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KALI YUGA HA TERMINADO

KAL SUENA SU CARACOLA, KALI YUGA HA TERMINADO


Aparecí en un lugar oscuro, pero una tenue luz permitía vislumbrar las siluetas de aquel lugar, me encontraba en la parte más alta de una zona montañosa, en un saliente de un lugar muy cercano a la cima de una montaña rocosa. El descomunal precipicio me hizo sentir miedo y darme cuenta que estaba fuera de mi cuerpo, entonces miré mis pies, allí permanecían, por lo que me propuse que el
miedo natural que se produce al darse cuenta que se está fuera del cuerpo no me hiciera despertar, aguardé y al poco rato sentí aquel calor dentro de mi cuerpo que me relajaba un poco, volví a mirar mis pies y manos y entonces vi ahora una piel tersa, suave y hermosa en ellos, era piel de mujer.

Recorrí con la mirada todo el lugar, se veían las siluetas de enormes cordilleras, pero me llamó la atención que las montañas, con bosques inmensos, llegadas a cierta altura quedaban limpias de vegetación, presentando únicamente la dura roca, ni siquiera podía verse algo de tierra, sino que las puntas de todas aquellas montañas eran piedra pura. Entendí que se trataba de la separación natural entre dos mundos, hasta donde llegaba la vegetación era un lugar físico, el mundo de los humanos, pero de allí hacia arriba, en la parte de la montaña sin vegetación, pertenecía a un mundo superior. Recordé entonces que ciertos seres, los hombres-mono, que para evitar a los hombres-reptil y a los humanos se habían escondido en lugares similares, en las puntas de las montañas, que son planos cercanos, pero donde los humanos y hombres reptil no pueden entrar.

Entre todas mis reflexiones y reminiscencias, me recordé de que en realidad, ya anteriormente había estado en aquel lugar muchas veces, lo que pasa que al despertarme, apenas retenía el lugar y no le daba importancia ya que creía que era uno de tantos sueños.  Pero ahora, al ser llevado por La Mala, y
hacerme consciente de que hay otros mundos, y poder llegar hasta ellos sin salir corriendo, me eran más claros las visitas anteriores, en realidad todos salimos del cuerpo, pero al regresar todos los personajes que viven en nuestros sueños nos adormecen, nos los distorsionan y al despertar ni le damos importancia ni sabemos de que se trata.

Repentinamente, una silueta que se movió en aquel saliente de la montaña llamó mi atención, tuve que esforzarme para reconocerlo, pero al poco rato me di cuenta que era nuevamente Kal, el Inmortal del Tiempo, y poco después vi aparecer a su esposa Mrityu, la Señora de las Calaveras. Llevaba en su mano derecha una caracola, de esas que al soplarlas suenan, pero más grande que las que yo conocía, y evidentemente eran de algún material metálico. Kal llevaba ropa humana, de estilo de los 90, y su esposa vestía elegantemente un Sari hindú.

Vi como los dos se sentaron, en una asana típica de la cultura hindú, bueno, dicho ordinariamente, se sentaron en el suelo. Kal muy activo, poco ortodoxo al realizar la asana, empezó a sacar varios objetos, y una hoja grande, como un mapa, mientras que ella, mantenía su espalda recta y sus piernas perfectamente cruzadas. Una bola de cristal, con dos planos, uno vertical y otro horizontal, con las marcas similares a una brújula se veían en su interior. La hoja no era un mapa en sí, sino como un diagrama del sistema solar, donde reconocí el sol y los planetas que todos conocemos, girando en un plano horizontal, pero además había otro sistema, donde otro sol, tenia planetas diferentes, pero que giraban en el plano vertical.

Kal hablaba a su esposa con mucho entusiasmo, señalaba el mapa, la bola de cristal, el cielo, y después con gestos de sus manos le explicaba algo que yo no lograba entender. Dejé de prestarle
atención y observé el cielo, hacia el lado donde apuntaba aquel saliente de la montaña, me pareció que se había puesto más claro, y al compararlo con otras direcciones, constaté que había más luz en aquella dirección. Volví a prestarle atención a la pareja, pero lo único que pude entender es que iba a salir el sol.

Pasado un cierto tiempo, fue evidente que la zona más reluciente del cielo, se había aclarado enormemente, era ya tan evidente, que ya toda la cordillera era más visible, entonces me di cuenta que en cada uno de los picos de cada una de las montañas, había una saliente, o alguna especie de cueva similar a la que nos encontrábamos nosotros.

Voy a ver un amanecer, al lado de Kal y Mrityu, fue lo que pensé. Cuando la luz ya evidentemente iluminaba el cielo, y aunque no se veía de día, estaba claro, entonces Kal se levantó, con un pequeño
cordel estirado, y guiñando un  ojo, medía no se que, del lugar donde aparecería el sol. Se levantó  y adelantando un paso, tomó la caracola metálica en su mano derecha, al mismo tiempo que vi como su esposa, cambiaba la posición de sentada, a la de arrodillada con las manos sobre sus muslos, entonces deduje, que esperarían que saliera el sol y después lo adorarían, o algo parecido, aunque tuve mis dudas, pues los inmortales no adoran elementos.

Kal, poseído con una ansiedad fuera de lo normal, tenía su mirada fija en el horizonte, por donde saldría el sol, pero caminaba unos pasos, se giraba y regresaba nuevamente para girar otra vez. Hasta que lentamente, sobre un valle lejano vi la luz del sol, que poco a poco ascendía. Estuve todo el
tiempo, a lo igual que Kal y Mrityu, con mi vista viendo como centímetro a centímetro el sol ascendía, pero cuando ya pude ver la parte más alta del círculo solar, me percaté que este sol era más grande, que el que yo normalmente veo, y su luz era totalmente diferente, podía mirarse sin la necesidad de retirar la mirada, pues no lastimaba los ojos, además era blanca, con destellos amarillos claros, mientras que nuestro sol es amarillo mas fuerte con destellos rojos.

Las preguntas empezaron a agolparse en mi mente, ¿que era aquella estrella?, ¿en los mundos internos hay otros planetas? ¿Sería otro sistema solar, tal como aparecía en la hoja de Kal, que orbitaban en un plano vertical, diferente al sistema solar normal? Mi corazón empezó a latir, aquella estrella me empezó a absorber, a llenar de recuerdos olvidados  en la lejanía de los tiempos, empezaba a sonarme. Un pensamiento como un rayo, me hizo recordar, ¡era el planeta de Narayan, era el reino de Mi Señor!, que acababa de salir del hueco oscuro. La alegría hizo que empezara a aplaudir, gritos de satisfacción, empecé a saltar.

Ya cuando el círculo inferior de aquella estrella, parecía estar llegando al horizonte, aunque debido a la cordillera no se podía ver con exactitud, Kal puso el oído en dirección a ella, y en un silencio
absoluto escuchó atentamente, hasta que repentinamente se sintió un sonido, como metálico, como cuando dos hierros chocan entre sí.

Entonces miré a Kal, su rostro se transformó, vi su cara, apareció ante mí, no como aquel joven, con
cara de buena gente, sino que con su boca abierta devoraba todos los planetas, todo entraba en la boca de aquel gigante, era el Tiempo Eterno que todo lo devora, aquella visión me paralizó, vi el poder que había dentro de aquel muchacho.

Kal, Señor del Tiempo que todo lo devora, llevó su caracola a la boca, tomó aire, tal como si hubiese absorbido el de todo el planeta, y soplo con una potencia extraordinaria. El sonido de aquella caracola no era normal, era una resonancia que cambiaba de tono, diría yo de frecuencia, porque aumentaba y disminuía lo que se oía, pero no dejaba de sonar, era un sonido metálico, no parecía de un instrumento musical, en determinado momento chirriaba en los dientes, molestaba, y en otros era agradable, mi plexo solar se irrito, se molestó, algo dentro de mi rechazaba aquel sonido, no le era grato, en cambio por momentos me era agradable.

La caracola de Kal parecía retumbar, en todas las direcciones, no era un sonido que partiera de un
sitio y desde allí se expandiera, parecía salir de todos los lugares al mismo tiempo, evidentemente tenia efectos sobre mi cuerpo, sobre todo mi plexo solar. Vi como la frecuencia de aquel estruendo cambiaba, por lo que entendí, que sería escuchada en el plano donde nos encontrábamos, pero descendería a todos los demás, a las regiones de los humanos, la de los muertos, al abismo, todo ser, lo habría escuchado.

Kal bajó su caracola, y aguardó, escuchó atentamente en todas las direcciones, esperaba con paciencia poder oír, pero nada se sintió.  Vi como la bola de cristal se había iluminado,  y su luz cambiaba de color gradualmente. Entonces llevando nuevamente su caracola a la boca, la sopló con
toda su fuerza, sentí  en mi corazón que todos los seres percibían aquel sonido, algunos se alegrarían otros se entristecerían. Largo rato duro aquel estruendo, tras lo cual el Señor del Tiempo, volvió a escuchar atentamente en todas las direcciones, pero también esta vez nada se oyó. Aun una tercera vez repitió aquel estruendo, y también permaneció escuchando en todas direcciones esperando una respuesta.

Pero al poco rato, si hubo una respuesta, vi como de cada saliente, de cada pico de montaña, una luz como la de la bola de cristal, que había llevado Kal, se encendió. Hubo un estruendo grandísimo, pues de cada pico salió un rugido metálico, pero se escuchaba como un ruido que salía de todas partes, entendí que eran los Kales, los antiguos habitantes del reino de Kal, que habían quedado, cada uno en un pico, desde la partida de los antiguos inmortales, aguardando este momento donde tendrían
que sonar sus caracolas al unísono, para que todos los seres sean avisados.

Entonces Kal grito, con toda su fuerza:

¡Kali yuga ha terminado, llega la Rahu yuga¡


Rahu yuga es la era, que es una conjunción entre Kali Yuga y Satya Yuga o la era de oro.

Vi como los dos Inmortales, lloraban de alegría, se emocionaban, y gritaban, ¡Al Fin!

Después de esta visión viví unos días, donde sueños agradables, de relajación, parecían aliviar mi vida.

Aun volví a tener 3 visiones mas donde vi a esta pareja, y donde Kal sonaba su caracola, en una vi aparecer en el cielo, saliendo del hueco oscuro, una estrella azulada, la del Señor Vishnu, y esta vez sonó la caracola que fue respondida a la primera, y donde estos Inmortales bailaron, gritaron, saltaron como en una fiesta.

En la siguiente visión vi salir una estrella de una luz totalmente blanca, que al mirarla la mente quedaba quieta absolutamente, aquí también Kal sonó su caracola, y después en una actitud muy respetuosa tanto Kal como Mrityu hicieron reverencias arrodillados. Y aun hubo una tercera donde una estrella, parecida a la Luna, pero que variaba su color emergió del hueco oscuro, era la del Señor Shiva, en ella sonó también su caracola, pero en esta ocasión, los dos esposos, presas de la rabia, iracundos, lloraban clamando venganza.

Cada vez que este Inmortal del Tiempo sonaba su caracola era respondida por cada uno de sus allegados, en todos y cada uno de los mundos o planos, por lo que también fue escuchado en el mundo de los humanos. Me di cuenta que el tiempo al sonar en un plano elevado, era respondido por todos sus allegados, por lo que en ese mundo se escuchaban todos al mismo tiempo, pero en cada plano tenía un retraso, por lo que en el momento que yo escuchaba aquel sonido metálico, a los días se escuchaba en los mundos más gruesos, por ejemplo el de donde los hombres vivimos.


Cada vez que Kal sonó su caracola, había un espacio de tiempo, que me pareció de dos años de diferencia, por lo que en nuestro mundo se escuchó cada dos años, en diferentes partes del planeta.

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